Tamara. La Domadora de Dragones. Quiero ser Dragón.
TAMARA. LA COMPAÑERA DE DRAGONES.
QUIERO SER DRAGÓN.
Ese día comenzó de la misma forma que las otras veces de
hace unos años. Antes del principio de su amistad con el mundo draconiano.
Su sueño, pesadilla, esta vez no tenía forma ni motivo en particular.
Tan solo fue un mal sueño.
Eso pensaba Tamara al abrir los ojos, inquieta.
Hasta que se levantó y miró en el espejo. Casi se cae al
suelo de la impresión: Sus ojos eran azul turquesa, le salía humo verde azulado
por la nariz y tenía un pequeño cuerno rosa en la frente.
Luego ya despertó de verdad y se dirigió inmediatamente al
espejo.
NADA, sin novedad en la frente.
Aunque parezca raro o suene raro, sintió decepción y decidió
hablar seriamente con su dragón amigo y vigilante Dany, alias “Anteapos”,
bueno, Anteapos, alias “Dany”.
Una cosa tenía clara, debía hablar con él y otra tenía
oscura: ¿Dónde estaría? Ese verano no lo había visto casi nada, él estuvo
ocupado haciendo cosas raras de dragones en mundos raros y ella estuvo algo
enferma pero no le quiso decir nada para no interferir en sus misiones. Sabía
que él acudiría en cuanto supiera de sus males, pesares, etc.
Así que…
Se concentró, pensó en él. Lo invocó de la forma que él la
enseñó.
NO SUCEDIÓ NADA.
Tamara creyó que tal vez no se había concentrado lo
suficiente y lo intentó de nuevo.
Se quedó dormida, se despertó, se volvió a mirar al espejo.
Esta vez el cuerno era arcoíris y los ojos eran de un rojo
intenso, con un brillo hipnótico.
Este plan no le gustó y se volvió a despertar de verdad.
Se miró al espejo. Ni el cuerno ni los ojos rojos estaban.
Anteapos tampoco.
Tamara se empezó a preocupar, él siempre acudía a la llamada
que tenían convenida. ¿Qué podía hacer ahora?
Tal vez nos debamos remontar a una conversación llevada a
cabo entre Tamara y Anteapos, acaecida varios meses atrás, cuando ella creyó
que podía ayudar más todavía a la gente y a los que no eran gente, los
personajes, entes o animales fantásticos de otras dimensiones.
-¿Un humano puede convertirse en dragón? –le preguntó.
-No. El humano es mejor que sea humano, con eso ya tiene
suficiente. Más poder puede tener efectos imprevisibles en una especie ya de
por sí, dada a hacer barbaridades tanto en el buen sentido, como en el malo.
-Bueno, tu congénere Larinas y compañía no es que fuesen
humanos y mira lo que estuvieron a punto de hacer si no los hubiésemos parado
–insistió la chica.
-Tienes razón. El poder es malo lo tenga quién lo tenga…
Pero el humano ha de ser humano y dejarse de tonterías –atajó más que respondió
el dragón, en un estado más meditabundo que de costumbre.
-No me contestaste, solo das rodeos. ¿Un humano puede ser
dragón de alguna forma? ¿Para siempre? ¿Temporalmente?
-Tú lo eres metafóricamente y de corazón.
-Y dale. Déjate de rodeos. Sí, o no.
Anteapos se quedó callado unos segundos, como dudando entre
seguir dando rodeos, irse, que le tragase la tierra o contestar a la pregunta.
-Sí.
Tamara exhibió una gran sonrisa aunque no fue acompañada por
la del dragón, al revés. Él ya supo el por qué a tanta insistencia en ese tema.
-Lo imaginaba. ¿Te puedo hacer otra pregunta sin que me des
tantos rodeos?
-No. Mejor dejemos este tema. Ya te dije lo que querías
saber, sí se puede –contestó sombríamente el dragón.
-No tengo todo lo que quería saber exactamente…
-Lo sé pero hasta ahí podemos llegar. Me tengo que ir, hay
un asunto más importante que resolver en una dimensión que tiene un nombre más
grande que la misma dimensión. Un consejo antes de irme. No pienses en esas
cosas, eres humana, una excelente humana, no hay dragón mejor que tú. Déjalo
ahí.
-Anda, y se va –se asombró ella. Nunca se iba tan rápido. O
la urgencia era muy grande o la pregunta era demasiado embarazosa para él.
Pero no se rendiría, la batalla había acabado ahí.
PERO NO LA GUERRA.
-Deja de ayudar a los humanos o no tanto. Tu deber está con
nuestra raza. Estamos viendo que, desde hace tiempo, tu balanza oscila entre su
mundo y forma de pensar, actuar y la nuestra. Ellos son imperfectos e
imprevisibles. Peligrosos, tú sabes que son una de las especies más peligrosas
de las dimensiones conocidas. Fueron un experimento del Gran Creador de Todos,
no se sabe si fue fallido o quería que fuesen así en realidad pero en el poco
espacio de tiempo en el que campan a sus anchas por su parcela del universo
dimensional en el que se les situó, han hecho más estragos, barbaridades, que
la mayoría de las formas de vida y no vida, habidas y por haber en las
diferentes dimensiones –le recomendaba su Maestro y guía espiritual, Fuestes, a
Anteapos.
-Cierto es también, y deberás reconocerlo, que en ese ínfimo
rango de tiempo en el que dicha especie creada no se sabe por qué motivo por el
Gran Creador de Todos, tampoco se sabe si en realidad fue él u otro Creador
díscolo, esa pequeña y minúscula especie, ha llevado a cabo y sin ayuda
externa, de cosas maravillosas. Esta especie se ha sobrepuesto una y otra vez a
las catástrofes, guerras creadas por ellos mismos pero paradas por ellos
mismos. Es una especie que intenta evolucionar sin ayuda, nosotros y las demás
especies interdimensionales siempre hemos tenido la ayuda de nuestros líderes
espirituales, todos, de cualquier especie, estamos en contacto directo con los
máximos guías del Creador.
-Eso de que no han tenido ayuda no es cierto. Siempre han
tenido alguna ayudita o freno. Tú sabes que muchas especies han intentado
interferir, positiva o negativamente en esa dimensión, en esa especie y en
otras que dominaron anteriormente el planeta donde alguien, algo, decidió que
debía nacer algo diferente, algo especial tal vez. Lo que nuestros estudiosos
no saben es si era contrario a nosotros o no. Nadie sabe si esa especie es la
elegida para dominarnos a todos e, incluso, destruirnos.
-No seas agorero –quitó importancia Anteapos.
Anteapos pensaba en esta conversación precisamente ahora con
más fuerza. Le había llegado a la mente, vía sueños de Tamara, que algo
relacionado con la pregunta medianamente contestada hacía tiempo por él, volvía
a asaltarla con más fuerza.
Ahora volvía a solicitar conversación espiritual con
Fuestes.
Pero ya sabemos cómo funciona el mundo draconiano. Ellos son
la especie más antiguamente creada conocida, su longevidad es prácticamente
eternidad y sus prisas son prácticamente inexistentes. Nunca hay urgencia en
algo que dura toda la vida.
Lo que pasa es que los humanos sí tienen prisa siempre, su
vida es corta, es como el parpadeo de un dragón, ni siquiera eso.
Debía contactar con Fuestes cuanto antes a pesar de los
requerimientos de Tamara. Sin su guía, él no podía solventar el lío que tenía
la chica. Lío, pensamientos, deseos… Lo típico en ella. La única humana capaz
de contactar con los dragones mediante Anteapos y quién sabe de qué cosas más,
aunque las intuía.
-¿Dónde, dónde, dónde estará?
Tamara estaba cada vez más preocupada y sus sueños,
pesadillas eran cada vez más insistentes. La última: cuerno en la punta de la
nariz y humo rosa por las orejas.
Al despertar de verdad esta vez sí hubo secuelas. Una
secuela: un grano en la punta de la nariz que le dolía bastante y que estaba
rojo como un tomate.
-Vaya mala suerte, hoy que tengo una charla con algunos de
mis ex alumnos. Se van a reír de mí gratuitamente…
Decidió que eso no le condicionaría el día.
Supo qué hacer.
-¿Es el Colegio Mayor de Madrid? Soy Tamara, la profesora
que va a ir a dar una charla a los alumnos de Antropología, ¿les puede decir
que para motivarnos más, todos iremos con un pico hecho con cartulina o goma
eva pegado en la nariz, imitando a un Pterodáctilo? Gracias. Sí, va a ser una
clase graciosa o eso pretendo.
“De la que me he librado” –pensó la profesora. Si la mala
suerte te da limones, haz limonada…
A todo esto, con el calor que hace, apetece una.
Fuestes dejó cualquier cosa que estuviera, o no haciendo y
se manifestó ante su pupilo Anteapos.
-¿Qué te perturba? A ti no te puedo leer los pensamientos
pero percibo algo raro en ti, una gran duda. Tú no eres de dudar, siempre has sido un dragón de acción. Es
normal, eres un dragón muy joven. ¿Cuántos caen la próxima vez? ¿Sexto milenio
y pico?
-No te pases, haré exactamente cuatro mil setecientos
noventa y nueve años.
-Recuerdo que cuando naciste yo era tan viejo como ahora,
eres más joven de lo que creía, pareces más mayor a veces, ahora no, ahora
pareces un dragón casi recién nacido –dijo el Maestro guía pensativamente.
-No te creas, ya tengo alguna escama de otro color.
-Venga jovenzuelo, dime qué te preocupa, no tenemos toda la
vida por delante. O tal vez sí pero me gustan las cosas metafóricas.
-Mi amiga humana…
-Sabía que sería eso de nuevo. Hay un fuerte vínculo entre
tú y ella. No sé si para bien o para mal. Si hay alguna trama que no puedo
detectar en esa rara conexión. Algo, alguien, algún ente, creó algo en esa
chica o en sus genes, que la predispone a dicha conexión.
-Tú me mencionaste alguna vez la teoría del Salvador
dimensional, el Vigilante de Todos. Su llegada.
Si la sorpresa fuese una gran alarma que resonase
fuertemente por todas partes y brillase como el más brillante sol, se podría
decir que Fuestes no la expresó.
Pero sí parpadeó ligeramente, o lo pareció.
-Ah, más que teoría es una Leyenda, un deseo, un cuento.
-A veces las Leyendas, cuentos, tienen una base real, una
certeza –comentó Anteapos.
-¿A qué quieres llegar con eso? No me querrás insinuar que
tu amiga humana…
-¿Por qué no? ¿A cuántos humanos has conocido con esas
cualidades?
-Ciertamente nosotros podemos conectarnos con todas las
especies prácticamente pero ninguna con nosotros si no queremos, en este caso
hay una anomalía.
-La teoría dice que el Salvador será de una especie nueva,
efímera, especial…
-También existe la teoría de que el Destructor será de una
especie nueva, efímera, especial, etc. ¿Qué hacemos con tu amiga? El riesgo es
más grande que los beneficios.
-Aplícalo al revés. ¿Y si el beneficio supera al riesgo?
-Llegamos a un punto muerto querido discípulo. Lo mejor es
dejar las cosas como están. Eso sí, te recomiendo alejarte de esa humana. Es más,
de los asuntos mundanos que allí tienen. Esa especie, ya que se creó,
accidentalmente o no, aparte y diferente de todas las demás, en el tiempo,
espacio y forma, ha de seguir su rumbo aislada de todas las demás. Ellos deben
encontrar su camino, la misión o utilidad para la que fueron ideados, creados.
Anteapos se quedó pensativo.
-¿Estamos seguros de que tú no sabes nada al respecto? Eres de
los más antiguos, sabes prácticamente de todas las teorías, de todos los
rumores e, incluso, seguro que has sido partícipe en algunas creaciones –dejó caer,
como el que no quiere la cosa, Anteapos.
-Cierto es que en parte tienes razón y hasta ahí puedo
llegar. Con lo que respecta a esa especie, nada tuve que ver, nada sé y mucho
sospecho pero no quiero influir en tus decisiones, solo guiarte.
-Pues por eso estoy aquí. Guíame.
-Guiarte en este aspecto influiría en tus decisiones.
-La serpiente que se muerde la cola…
-¿Qué? –preguntó el maestro dragón.
-Nada, una expresión humana que viene a decir que volvemos
al principio una y otra vez.
-Los humanos simplifican mucho las cosas pero también porque
no piensan, solo creen que piensan.
-No me ayudas entonces en este asunto, ¿verdad?
-Te estás humanizando querido Anteapos, crees que piensas… Es
la edad, lo sé. Naciste demasiado tarde.
Anteapos clamó al cielo. Suspiró al infierno. Rezó a los
miles de dioses. Respiró hondo y tomo una decisión.
-Está bien, soy joven, no pienso con claridad. Pero tengo
una cosa clara, esa humana me cae bien, incluso su especie me resulta
entretenida, simpática. Tienen sus cosas malas pero también sus cosas buenas. Yo
no sé si nuestra especie tuvo algo que ver con su creación, o si tiene algún
plan para su destrucción como si de un juguete roto se tratase pero yo voy a
ayudarles. Sé que no voy a influir allí para el mal, así que tal vez ayude para
que ese juguete no se rompa tan fácilmente. Algún misterio me ocultas, yo sé
que así es.
-Saber o creer saber tampoco es indicador de pensar
correctamente. Te diré otra cosa, como guía tuyo que soy. Se acerca una fecha
muy importante para cierta persona. Se te pedirá un regalo. De ti depende que
el juguete se rompa o no. Solo tú puedes conceder ese regalo. Tal vez tú seas
el Destructor. O tal vez el Salvador…
-Tal vez solo soy un dragón. Un dragón fiel a sus amigos –respondió
Anteapos y partió.
“¿Dónde, dónde, dónde estás Anteapos?” –pensaba Tamara de
nuevo pero esta vez en sueños.
Luego despertó en realidad y vio a Dany sentado en la silla
a su lado.
-¿Estoy soñando?
-Esta vez no, me invocaste y aquí estoy.
Tamara pensó que la vida es efímera, que Anteapos podía
desaparecer de nuevo durante mucho tiempo.
Pensó también que se acercaba una fecha y que quería un
regalo.
-Anteapos. Yo he visto Crepúsculo, ¿sabes?
El dragón se quedó ojiplático.
-¿Qué?
-Es una película basada en un libro para adolescentes y
trata sobre vampiros, hombres lobos, humanos, etc.
-Los hombres lobos no existen, lo sabes, ¿verdad?
-¿Quieres decir que los vampiros sí?
-¿Existen los humanos? ¿Por qué no los vampiros?
-¿Y por qué no los hombres lobo? –preguntó ella.
-No sé tantas cosas, no existen y ya está. ¿Qué tienen que
ver esos vampiros, lobos, etc. con lo que me quieres preguntar?
-Nada, es una comparativa. En esa película, libro, la chica
humana pide algo al vampiro.
-¿Por qué será que creo que imagino qué le pide?
-Le pide que la convierta en vampiro. Él la muerde, ella se
convierte en un vampiro muy poderoso para ayudar a todo el mundo. Lo típico. Tú
sabes que yo quiero ayudar a todo el mundo pero mis limitaciones humanas me
impiden hacer más cosas y quiero quitar esas limitaciones. Quiero ayudar más.
-¿Y quieres pedirme que te convierta en vampiro?
-No te hagas el tonto. Quiero que me conviertas en dragón.
El momento había llegado. La petición estaba hecha.
-A ver Tamara. Yo no soy un genio de vuestras leyendas,
fábulas. No concedo deseos. Tampoco te creas que ser dragón implica la panacea
de todos los males, es más, mi especie es creadora y partícipes de muchos
males. No todas las especies son buenas, neutras, etc. También se crearon
especies que podrían considerarse dañinas, malvadas, abominables. Todo tiene
cabida. Todo tiene un propósito, o casi todo por lo que fue creado.
-Menos mi especie. Lo sé, te lo leo, lo presiento. Nunca me
hablas sobre ella, ¿será que nada sabes? O, ¿lo que sabes te da miedo?
Anteapos se quedó callado.
-El que calla otorga, amigo –dijo ella.
-Yo solo sé que tengo un vínculo contigo, no sé por qué, no
cómo sucede esto. No sé si tiene algún propósito o si es accidental. Una anomalía
como recientemente me ha dicho alguien más sabio que yo, más sabio que
cualquier criatura. Incluso él, que sabe tanto, calla, aunque no otorga. Solo calla.
Solo piensa.
-¿Cuánto tarda en decidir sobre lo que piensa? Me temo que,
debido a vuestra longevidad, si alguna vez llega a una conclusión, incluso mi
especie ya no exista. Es así, ¿verdad?
-No te podría decir, según él yo no pienso. Soy como
vosotros, creo que pienso.
-Pufff. Déjalo –dijo, y cambió de tono–. Como tú bien sabes,
mañana es un día muy importante para mí… Siempre me regalas algo… Hazme
dragona.
-¿Ni siquiera me preguntas si yo puedo hacer eso?
-No. Sé que puedes. Algo en nuestro vínculo me lo dice,
sueño que soy dragona desde hace tiempo.
-Puedo pero no quiero –dijo Anteapos y parecía apesadumbrado.
Hondamente apesadumbrado.
-¿Me lo niegas a mí? ¿Me niegas mi deseo y regalo? ¿Así
tratas a tu vínculo?
Anteapos respiró hondo, sonrió. Por fin había dado con la
solución, por fin pensó con claridad.
-Te concederé tu deseo pero antes te expondré la situación y
tendrás luego que responder a una pregunta. Una única pregunta, si tu deseo
sigue siendo el mismo, automáticamente tú serás convertida en dragón.
Tamara no se lo pensó.
-Acepto. Cuéntame tal situación.
-Nosotros tenemos un vínculo. Tú, por humana y yo por
dragón. Tal vínculo no se conoce en ningunas otras especies. No, un vínculo
mutuo. Se podría decir que somos prácticamente uno. Si yo te hago dragón, sé
que ese vínculo se romperá, ya no existirá porque no seremos dos especies,
seremos una, ya no necesitaremos vincularnos. Para mí, ese vínculo lo es todo,
incluso para el Universo. Es un vínculo único, algo lo decidió así. Si se
rompe, siento que nos rompemos a nosotros mismos, rompemos el propósito para el
que fue creado. Tal vez no haya sido creado por nada o para nada pero es ÚNICO.
Y es BONITO. La pregunta va a ser muy fácil. Tienes que elegir entre vínculo
entre nosotros y ser puente entre tu especie y la mía, y por tanto, con las
demás, o ser dragón e ir por libre y
estar limitada para interferir prácticamente en cualquier cosa.
Tamara no se lo pensó.
-VÍNCULO.
-No esperaba menos de ti.
-Pero me quedo sin regalo… Además, ¿qué pasa con mis sueños?
No dejo de soñar que soy una dragona. Me miro al espejo y tengo cuernos, sale
humo, tengo ojos de dragón…
-Yo sueño a veces que soy humano. Es el vínculo que se hace
más fuerte cada vez. Él decide, forzar esa situación sería fatal para nosotros.
Terminaría con él.
-Vale, comprendo pero. ¿Mi regalo?
-No sé si te habrás dado cuenta del tiempo que ha
transcurrido en nuestra conversación pero son las 00:00:01. FELIZ CUMPLEAÑOS
TAMARA.
-Ah, ese es mi regalo…
-Tu regalo soy YO.
Y COLORÍN, COLORADO, ESTE RELATO SE HA ACABADO.
Un año más, algo de mi mente he podido sacar, más bien
estrujar.
Esto es una especie de pareado no pensado.
Soy humano, ni siquiera creo que pienso, tal vez no existo
pero tu regalito lo tienes Tamara.
Tal vez fui creado para esto. Tal vez mi misión sea esta.
Vínculo tenemos, eso está claro.
Tendrás hoy muchos regalos.
Uno de ellos, el más insignificante, soy YO. Pero algo es
algo pequeña duenda.
FELIZ CUMPLEAÑOS.
Gracias por tu aportacion y visita es siempre un placer
ResponderEliminarme ha encantado la entrada
besos
Genial relato y feliz cumpleaños Tamara.
ResponderEliminarEstupenda entrada, es amena, divertida y genial y sobre todo da rienda suelta a la imaginación.
ResponderEliminarBesos
Gracias amor, te quiero.
ResponderEliminarMe encanta la foto del dragon
ResponderEliminarGracias por tu visita
Me encanta!
ResponderEliminar¿Cómo va esa doma de dragones?
ResponderEliminarBesos