Mes de las Leyendas Urbanas - Sin Miedo no hay Terror

Bienvenidos todos a 2014 y mis mejores deseos de prosperidad, salud, amor y éxito para cada uno de nosotros, que falta nos hace verdad? Por eso, mientras llegan nuestros deseos hechos realidad, os recordamos que aquí seguimos para hacernos siempre la mejor compañía.

Pero ya estamos de nuevo en Enero y hoy mismo empieza el mes de las Leyendas Urbanas y empezamos directamente con una que nos contaba Tamara (la jefa suprema de este nuestro blog) os dejo a continuación con lo que nos contaba en la entrada anterior.

Asi mismo recordaros que aún tenéis tiempo para dejar en los comentarios, la leyenda urbana más terrorífica que tengáis en conocimiento porque los próximos días 16 y 30 de enero pasaré a recogerlos y agruparlos para un regalo que voy a preparar.

Os animáis? Podéis empezar ya a dejarme vuestras Leyendas Urbanas en los comentarios! :D

La leyenda que nos contaba Tamara no tiene título y se desconoce la procedencia pero le llamaré El Cementerio de los Clavos (improvisado).

"hace mucho tiempo, en la época en que los hombres llevaban capa todavía, se creó una leyenda en un pueblo que decía que todo aquel que se atreviera a clavar un clavo en la puerta del cementerio despertaría a los muertos.

Una noche, estaban unos amigos juntos, e hicieron una apuesta, debían clavar cada uno un clavo en la puerta del cementerio, pero... ocurrió que recordaron, que debía ser en un lugar exacto, y que si eso pasaba, la muerte saldría del suelo y les dejaría atrapados. Los amigos riéndose de la historia y la leyenda, decidieron coger cada uno un clavo e ir al cementerio, todos juntos y en hilera, clavaron un clavo entre sus dos pies con los ojos cerrados, de esta manera ninguno vería si la muerte venía hasta ellos, pero en verdad era más por burlarse de la leyenda, como diciendo que lo harían incluso con los ojos cerrados y sin temor.

Cuando terminaron de clavar los clavos, los amigos se levantaron y miraron a la tapia del cementerio, después se santiguaron y se dieron la vuelta para marcharse, pero uno de los amigos no podía moverse, y sentía que algo tiraba de él y le aprisionaba por el cuello. Comenzó a chillar y los amigos salieron corriendo.

A la mañana siguiente cuando regresaron a buscarle, el hombre había muerto, allí, frente a la tapia del cementerio. Intentaron mover el cadáver, pero tampoco podían, era como si algo le sujetara desde el suelo. Cuando por fin lo consiguieron, se dieron cuenta de que el hombre había clavado el clavo sobre su capa, y que eso le había impedido moverse, la sugestión hizo el resto, y el hombre murió de un infarto al pensar que la muerte le había cogido, ahora si dicen que el hombre pasea frente a la tapia del cementerio y que se le ha visto con un martillo clavándolo en la ropa de cuantos permanecen allí el tiempo suficiente observando la tapia del cementerio."