Los clavos en la reja
Hubo una vez un niño que tenía muy mal genio.
Su padre le regaló una caja de clavos y le dijo que cada vez que
perdiera el control tenía que clavar un clavo en la parte trasera de una
reja que tenían en la casa. El primer
día el niño había clavado 37 clavos en la reja. Durante las próximas
semanas, como había aprendido a controlar su rabia, la cantidad de
clavos comenzó a disminuir diariamente. Descubrió que eras más fácil
controlar su temperamento que clavar los clavos en la reja. Finalmente
llegó el día en que el niño no perdió los estribos. Le contó a su padre
cómo había progresado y su padre le sugirió que por cada día que se
pudiera controlar sacara un clavo de los que había clavado en la reja.
Los días transcurrieron y el niño finalmente le pudo contar a su padre
que había sacado todos los clavos El padre tomó a su hijo de la mano y
lo llevó hasta la reja. Le dijo: “Has hecho bien, hijo mío, pero mira
los hoyos en la reja. La reja nunca volverá a ser la misma. Cuando dices
cosas con rabia, dejan una cicatriz igual que ésta. Le puedes clavar un
cuchillo a un hombre y luego sacárselo. Pero le habrás hecho una
herida.
DESCONOCIDO
DESCONOCIDO
GENIAL!!!!
ResponderEliminar:)
EliminarHola Gema, conocía la historia y cuanta razón lleva, muchas veces antes de decir las cosas se deben pensar muy bien ya que no se sabe el daño que se pueda hacer y a veces aunque se quiera disimular la herida sigue hay, buena reflexión.
ResponderEliminarBesos.
Asi es Piru.
EliminarUn bsito wapisima!
muyyy buena reflexion, cada vez me gusta mas este blogggg cada vez massssssss
ResponderEliminarjeje! gracias wapaaaaaaa me alegra de que estes tan a gustito entre nosotros
Eliminarbsazossssss!!
Uhmm, esa es mi terapia pero yo no uso clavos, yo solo gruño. En teoría, entre más gruña, mejor me lo paso
ResponderEliminarjajaja!! ese es mi dany!!
Eliminarbsitos compiiiiii!!
Es una buena lección . Te mando un beso y te me cuidas.
ResponderEliminarOtro par ti muaaaksssssss!!
EliminarSe nos olvida, pero siempre es conveniente contar hasta tres o hasta diez antes de zaherir, comentar, criticar... todo aquello que pueda ser un desprestigio de la persona mencionada.
ResponderEliminarBesos
Pues si Francisco, pero a veces parece que se nos olvida... el ego siempre tiene que estar presente cachis!!
EliminarBsotessssss
Hay un millón de maneras de decir las cosas sin tener que herir a nadie. Ante un calentón dialéctico, mejor frenar la ira para así no tener que contemplar después el daño que uno es capaz de hacer con una simple palabra.
ResponderEliminarMuy acertada reflexión, abrazos.
Ains esa ira... esa ira...
EliminarBsotessssss compi!!