Eclipse de sol
Había una vez una gatita, muy linda, muy linda, a la que jamás la importaba su aspecto, solo, estaba enamorada de la luna.
Los gatos la miraban al pasar a su lado, la sonreían, piropeaban, pero ella no creía en esos cuentos que decían que existían príncipes valientes, caballeros románticos, hombres de armadura y espadas, que volaban raudos sobre un corcel blanco. Ella no creía en esas cosas, pero si creía que la luna, siempre atenta sobre el cielo, jamás la abandonaría.
Había también un gato, con un pelaje tan bonito, que todas las gatas al pasar a su lado, le miraban con admiración, suspiraban por sus maullidos e incluso se hacían las damas desvalidas a su alrededor, pero el gato no las miraba, nunca lo hacía, como si estuviera ciego, pues solo miraba a la luna.
Tanto la miraba, que las demás gatas del lugar, empezaron a pensar que el joven gato era ciego de verdad y sordo también, ya que jamás oía que con cariño le ronroneaban.
La luna por su parte estaba inmensamente feliz ante lo que pasaba, ella era muy coqueta, y que la miraran con tal intensidad, la encantaba. El sol, celoso ante lo que ocurría, y que su amada prefiriera las miradas de dos gatos, hablo con ella y la dijo:
Una noche, el gato, salio a pasear por la ciudad, no era cierto que no viera, solo que... No estaba interesado en esa cosa del amor, volvía tontos a los gatos, eso de compartir siempre el plato de leche con la misma gata, no era para él, la luna jamás le pediría tal cosa.
A la vez, esa misma noche, la gata relinda, miraba apoyada en el balcón de su ama a los viajeros y paseantes que bajo su balcón la observaba, fuera gato, hombre, joven o niño, todo ser varón la miraba. Y ella, solo miraba a la luna.
La gata más sabia del lugar, salió al balcón a ver la luna, y se encontró con la gata relinda allí.
De repente, un destello alcanzó la vista de la gata, y se volvió para ver que era, allí, abajo, en la calle, un gato negro, negro como el carbón, se tumbaba a contemplar la luna en medio de la espesura de la naturaleza. Tal era su color, que parecía absorber todos los colores que la luna le daba, del mismo modo la gata relinda vio, como el gato negro olía una flor y después la acariciaba con cuidado entre sus uñas.
La gata relinda sintió que era acariciada a su vez por él, como si la brisa que corría en aquel momento pudiera llegarle a traer lo que él sentía o pensaba, y la gata relinda deseo que él se enamorara de ella.
Con la misma intensidad, el gato negro, también sintió lo que ella sentía, y al mirar hacia el balcón, vio que la luna, solo se reflejaba en ella, es más, ni veía a la luna, solo veía una gata, su gata, y pidió a la luna que ella se enamorara de él.
En ese momento, el sol culminó su eclipse sobre la luna, y como premio, un destello, el reflejo de la luna se oculto y sus deseos se cumplieron.
Desde entonces, la luna celosa, ya sabe que... el gato y la gata saldrán a pasear juntos bajo la luna, puede que incluso parezca que la miran, pero, el gato ya solo la ve a ella, y la gata, ya solo le ve a él.
Ese gato y esa gata, se llaman Orthos y Tarja, y hasta la luna y el sol tienen envidia por tan grande amor.
Los gatos la miraban al pasar a su lado, la sonreían, piropeaban, pero ella no creía en esos cuentos que decían que existían príncipes valientes, caballeros románticos, hombres de armadura y espadas, que volaban raudos sobre un corcel blanco. Ella no creía en esas cosas, pero si creía que la luna, siempre atenta sobre el cielo, jamás la abandonaría.
Había también un gato, con un pelaje tan bonito, que todas las gatas al pasar a su lado, le miraban con admiración, suspiraban por sus maullidos e incluso se hacían las damas desvalidas a su alrededor, pero el gato no las miraba, nunca lo hacía, como si estuviera ciego, pues solo miraba a la luna.
Tanto la miraba, que las demás gatas del lugar, empezaron a pensar que el joven gato era ciego de verdad y sordo también, ya que jamás oía que con cariño le ronroneaban.
La luna por su parte estaba inmensamente feliz ante lo que pasaba, ella era muy coqueta, y que la miraran con tal intensidad, la encantaba. El sol, celoso ante lo que ocurría, y que su amada prefiriera las miradas de dos gatos, hablo con ella y la dijo:
- Tal vez si dejas de alumbrarles así, ellos se enamoren.
Pero la luna no le hacía ni caso, era feliz con la atención de los dos gatos.
Una noche, el gato, salio a pasear por la ciudad, no era cierto que no viera, solo que... No estaba interesado en esa cosa del amor, volvía tontos a los gatos, eso de compartir siempre el plato de leche con la misma gata, no era para él, la luna jamás le pediría tal cosa.
A la vez, esa misma noche, la gata relinda, miraba apoyada en el balcón de su ama a los viajeros y paseantes que bajo su balcón la observaba, fuera gato, hombre, joven o niño, todo ser varón la miraba. Y ella, solo miraba a la luna.
La gata más sabia del lugar, salió al balcón a ver la luna, y se encontró con la gata relinda allí.
- ¿Qué miras hermosa gata?- La dijo a su lado.
- Será que yo nunca creeré en el amor- le contestó la gata relinda.
- Por supuesto que creerás en el amor- maulló la más anciana- solo que aun no encontraste al gato que dará la vuelta a tus pensamientos.
De repente, un destello alcanzó la vista de la gata, y se volvió para ver que era, allí, abajo, en la calle, un gato negro, negro como el carbón, se tumbaba a contemplar la luna en medio de la espesura de la naturaleza. Tal era su color, que parecía absorber todos los colores que la luna le daba, del mismo modo la gata relinda vio, como el gato negro olía una flor y después la acariciaba con cuidado entre sus uñas.
La gata relinda sintió que era acariciada a su vez por él, como si la brisa que corría en aquel momento pudiera llegarle a traer lo que él sentía o pensaba, y la gata relinda deseo que él se enamorara de ella.
Con la misma intensidad, el gato negro, también sintió lo que ella sentía, y al mirar hacia el balcón, vio que la luna, solo se reflejaba en ella, es más, ni veía a la luna, solo veía una gata, su gata, y pidió a la luna que ella se enamorara de él.
En ese momento, el sol culminó su eclipse sobre la luna, y como premio, un destello, el reflejo de la luna se oculto y sus deseos se cumplieron.
Desde entonces, la luna celosa, ya sabe que... el gato y la gata saldrán a pasear juntos bajo la luna, puede que incluso parezca que la miran, pero, el gato ya solo la ve a ella, y la gata, ya solo le ve a él.
Ese gato y esa gata, se llaman Orthos y Tarja, y hasta la luna y el sol tienen envidia por tan grande amor.
¡¡¡FELIZ ANIVERSARIO!!!
De parte de Tamara y ElDanY
De parte de Tamara y ElDanY
Uhmm Tamara, ves por qué me gusta formar parte de vosotros en esto?
ResponderEliminarFeliz aniversario amigoss :)
Que lindo post :) feliz aniversario, chicos! besotes a todos :)
ResponderEliminarYo también me uno a esta bonita felicitación para Orthos y Tarja, ya les he felicitado pero de nuevo mi enhorabuena por este aniversario, que sigáis cumpliendo muchos mas, como decís vosotros mismos, que sigáis llenando esos tarros de amor y no se acaben nunca FELICIDADES!!!!!!!
ResponderEliminarUn abrazo y besos muy fuertes!!
Hola chicos, hola profe, juassssssss, me habeis emocionado de verdad.
ResponderEliminarPues sí, me he visto reflejado en esos dos enamorados de los cuales tenían envidia el sol y la luna y ciertamente creo que tenemos tarros para llenar, espero que muchos años y que vosotros sigais a nuestro lado ya que eso significa mucho para nosotros.
No me gusta dar las gracias, creo que ya lo he comentado alguna vez, las cosas se demuestran andando y asi será siempre ya que creo que esto entre colegas, amigos , famili, etá de más y aqui yo particularmente voy encontrando una hermosa familia con buenos colegas.
Bueno que me voy por las ramas, jajajaj si es que me dan un micro y me parezco a la B Esteban jajaja será que es de mi barrio.
Venga famili unos besotesssssssssss y abrazotessssssssssssss
Orthos no me puedo creer que la Belen Estebán sea de tu barrio a ver si vas a ser mi vecino jajajajaja.
EliminarUn besazo guapísimo y espero seguir celebrando así.
Felicidades!!! Ley el post de Karras y fue entrañable y ahora el de támara y Dani que es un relato muy especial, denota que sois muy queridos. Me alegro muchooooo felicidadessss!!, Amelia
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