¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS MARIXUS!!!!!!!!!!!!!!

Marixus se encontraba en su lugar ideal, en su rincón favorito, contemplando el mar después de una extenuante jornada de trabajo, cuando lo vio, algo que jamás pensó ver, un sueño que no pensó que se hiciera real.

Algo salió del agua, una forma oscura sujetando una pistola de dardos y con un gran pez bajo el brazo.

-Hola Marixus. Traigo algo para cenar.

-Pues lo haces tú, yo ya acabé de trabajar por hoy.

La forma, que era un hombre de mediana edad, alto, fibrado pero musculoso se partió de risa.

-Pues como tengas que comer lo que yo haga...

-Vale, haremos una cosa. Lo llevaremos a un chiringuito y que nos lo preparen como siempre.

-Trato hecho-dijo él y se encaminó hacia la simpática cocinera.

Pero cuando llegó al restaurante no era eso lo que esperaba, la cena ya estaba hecha, la mesa preparada, y dos velas había sobre ella.

Un camino de rosas se encontraba desde la orilla por donde ellos iban andando, hasta el lugar donde presumiblemente cenarían.

- ¿Eres alguien que yo conozco?- Preguntó Marixus nerviosa.

- Soy alguien al que tal vez deberías conocer- contestó el hombre.

- ¿Eres alguien con el que estaré el resto de mi vida?- Preguntó ella.

- Soy alguien que te enseñará a vivirla- Contestó él.

- Jamás hice tal cosa- dijo Marixus nerviosa, y es que la sensación de comenzar a vivir su vida, fuera de la comodidad o lo conocido, la ponía extremadamente impaciente.

Se sentaron a cenar y la velada fue fantástica, hablaron de sus cosas, y poco a poco Marixus notaba que cada vez que el caballero la cogía de la mano, ella tenía una sensación de paz que hacía mucho que no tenía.

Poco a poco, fluyeron dentro de su mente los pensamientos de antes, de cuando había ido otras veces a la cala contemplando la felicidad, sin necesidad de que nada ni nadie la acompañara, solo el silencio como compañía.

¿En qué momento dejo de sentirse así? ¿En qué momento necesitaba la mano de alguien para ser feliz?

La velada terminó, todo pasó de repente, su caballero andante, desapareció, y ella volvió a sentirse sola, y miro a su alrededor, para ver que la deparaba el paisaje.

Todo había cambiado, estaba amaneciendo y ella se encontraba en su rincón favorito, tendida en el suelo, mirando al cielo, el sol brillaba en lo alto y una sonrisa parecía reflejarse en él.

Había sido un sueño, todo un sueño, pero cuando Marixus abrió los ojos ese nuevo día, las lágrimas del pasado habían desaparecido, estaba donde quería, cuando quería y sin la necesidad de que alguien la tomara de la mano para caminar.

No había existido ese caballero andante, porque no necesitaba de él, tampoco la cena, ni las velas, ni el camino de rosas desde la orilla del mar...

Se levantó, camino descalza hasta la playa, donde el mar le mojó los pies, y entonces lo vio, a lo lejos, una sombra oscura que se despedía. Se acercó a la zona donde antes había estado el caballero, y allí lo víó, en el suelo, una única palabra ¡¡¡FELICIDADES!!!

Entonces recordó que hoy era su cumpleaños, y que esa palabra significaba algo más que un año más que sumar a ya la cifra que tenía, esa palabra significaba un felicidades porque había y podía recuperar su vida.

Bueno, Marixus, desde el blog de acompáñame, también queremos desearte un feliz cumpleaños, porque el caballero andante no existe, no necesitas su fuerza, ni su mano, ni absolutamente nada para seguir caminando por la orilla de la playa...


El texto, lo hemos escrito entre dos, mientras pasábamos unos días juntos en Almadén, queríamos que este relato formara parte de todo acompáñame.


Un besazo y un gruñido.








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