Queremos saber
Como cada lunes, tenemos una pregunta que hacermos...
Hoy queremos saber...
En tu edad del pavo, ¿Cuantas locuras hiciste?
os dejo mi respuesta: La verdad es que no tenía tiempo para hacer muchas locuras, pero recuerdo que cuando mi chico se fue al pueblo en verano, convencí a mis padres para que me llevaran con él.
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Pues yo lo tengo fácil, ahora mismo estoy en esa edad, blogueo y escribo cosas.
ResponderEliminarSaludos.
uff pues yo en esa edad hice unas cuantas, pues es que si os tengo que ser sincera yo era una autentica cabra montesa jajaja! menos mal que ya maduréeeeeeeeeeeee!! aun asi a veces se me cruza el cable y hago cada una jajajaja!
ResponderEliminarbueno a ver a ver... ah si! recuerdo que con 15 añitos me pillé una buen pedo de litronas, ese finde habiamos salido las de la pandi a bailar y tal y de repente vimos llegar al chico popular jeje! al guapo, al piji! bueno pues recuerdo que yo iba algo bastante contenta y que una amiga me retó diciendome que no era capaz de acercarme al susodicho plantarle un pico en los morros y decirle lo mucho que me gustaba... vaya me falto tiempo jajaja! ni me lo pensé, ahora la cara de él era un poema se quedó muertooooooooo pobreeeeeeeee! aun cuando voy por Ceuta y lo veo sigo recordando esa anécdota, claro está el ni idea de quien soy yo jajaja!!
Hola Tamara: Interesante...mmmm hice varias locurillas, todas tontas pero la que ahora recuerdo, es lo que hacía cada vez que me gustaba un chico, siempre fuí bastante tímida por lo que, aparte de mirarlo embobada y hablar poco y casi nada con él y ponerme colorada como un tomate cuando estaba cerca pues le escribía cartas "anónimas" y mensajes en lugares donde sabía que iba a pasar...
ResponderEliminarBueno ya dije que eran cosillas tontas, pero aún así las recuerdo con ternura jajaja!
Besitos =)
Muy pocas, quizá demasiado pocas, fui y soy, me temo, a veces demasiado cuerda, pero ya me resigné, aunque intento dejar abierta la puerta de la locura, que siempre es buena compañera.
ResponderEliminarBesos.
No recuerdo nada especial, sólo que usaba pantalón corto y estaba deseando me llegara el momento de subir ese escalón que marcaba que ya eras un hombrecito. Cierto día, usé la maquinilla de afeitar de mi padre para quitarme la "sombra" que quería aparecer por encima del labio superior y acabé que parecía me hubiera peleado con un gato.
ResponderEliminarUn abrazo