El Alpinista
C uentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua, inició su travesía después de años de preparación, pero quería la gloria para él solo; por lo tanto subió sin compañeros. Empezó a subir y se le fue haciendo tarde. No se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo, decidido a llegar a la cima. Oscureció. La noche cayó con gran pesadez; en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes. Subiendo por un acantilado, a sólo 100 metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires... caía a una velocidad vertiginosa. Sólo se podía ver veloces manchas más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad. Seguía cayendo... y en esos angustiantes momentos le pasaron por su mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de la vida. El pensaba que iba a morir; sin embargo, d