Quien te enfada, te domina
    A Buda  parecían dejarle impasible los insultos que le lanzaba aquel visitante.  Cuando, más tarde, sus discípulos quisieron saber cuál era el secreto de  su imperturbabilidad, él dijo:   “Imaginad lo que ocurriría si alguien os ofreciera algo y no lo tomarais;  o si alguien os enviara una carta y os negarais a abrirla: su contenido  no os afectaría en lo más mínimo, ¿no es así? Pues haced lo mismo  cuando os injurien, y no perderéis la calma.”     La única clase de auténtica dignidad es la que no sufre menoscabo con la falta de respeto de los demás.  Por mucho que escupas a las cataratas del Niágara, no lograrás reducir su grandeza.