La lección de la mariposa
        Un día, una pequeña abertura apareció  en un capullo; un hombre  se sentó y observó por varias horas  como la mariposa se esforzaba para  que su cuerpo pasase a través  de aquel pequeño agujero. Al cabo de un  tiempo, pareció que ella ya no lograba ningún  progreso. Que había ido  lo más lejos que podía en  su intento y que no podría avanzar más.    Entonces el hombre decidió ayudar a la mariposa: tomó una  tijera y  cortó el resto del capullo. Así, la Mariposa salió  fácilmente.    Pero su cuerpo estaba atrofiado, era pequeño y tenía las  alas aplastadas.    El hombre continuó observándola porque esperaba que, en  cualquier  momento, sus alas se abrirían, se agitarían y  serían capaces de  soportar el cuerpo, el que a su vez, iría  tomando forma. ¡Nada ocurrió!   En realidad, la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose  con  un cuerpo deforme y alas atrofiadas. Ella nunca fue capaz de volar.    Lo que el hombre, en su gentileza y voluntad de ayudar, no  comprendía,  era...