Acompáñame

Quiero que me quieras, pero no de la manera en que ya me quisieron antes, porque tu no eres reflejo de nadie anterior, no eres el clavo que saca otro clavo, ni el que le quito el puesto a nadie, así que quiero que me quieras porque para mi hoy eres el único. Quiero que me quieras, pero no abrazándome cuando estoy triste, porque aunque quiero saber que entre tus brazos siempre encontraré la protección y el cobijo que necesito, también quiero que me quieras abrazándome sin que haya motivo. Quiero que me quieras, sonriendo cuando me miras, pero no porque seas mi pareja, ni porque haya dicho una broma, tampoco porque mi locura te haga sonreír, quiero que me quieras sonriendo cuando me miras, porque soy yo, estoy aquí y a tu lado. Quiero que me quieras, sin una fecha, sin un motivo y sin etiquetas, porque no fuiste el primero pero si al que quiero ahora y con eso debería bastarte.

Primeramente debemos de saber que Córdoba es un lugar seco y caluroso. Los romanos y musulmanes que habitaron hace siglos esa y otras ciudades adaptaron las casas para el confort y refrescarlas lo mejor que pudieron. Para eso se crearon los Patios Andaluces. Más tarde se creó, en 1921, el concurso de los patios andaluces. Unas imágenes valen más que 1001 palabras. Desde luego que quedan preciosas las pareces pero, ¿y las avispas? ¿Dónde están las avispas? Esto es lo que más me gusta en un patio andaluz, que tenga alguna fuente. Continuará...