Tengo una carta para... UN AMIGO

Este es un correo, que me llegó un día, probablemente por equivocación, o tal vez no, pero que explica muy bien, lo que es la amistad, o al menos, como debería ser.

Y como todos tenemos amigos, os lo dejo hoy aquí, para que lo compartáis con ellos... Si algo de lo que dice os recuerda a alguien, no copiéis la carta, hacerle entrar al blog, porque esta lleno de este tipo de amistad...

El que quiere a un amigo... debe saber querer lo mejor para él, y esa es la compañía de los mejores.

No va dedicado a nadie en especial, o tal vez si, tengo muchos amigos formando parte de este blog, supongo que algunos os sentiréis identificados con una de las partes, otros con todas, otros con ninguna, poner la voz de la persona a la que consideréis un amigo de este tipo, y dejar que os lea la carta con el corazón.

Y aquí os la dejo... LA CARTA PARA... UN AMIGO. 

Si de algo no me he arrepentido jamás en esta vida, es de tener amigos, mucho menos, me arrepentiría jamás de tener un amigo como tu, dispuesto a dar todo por los demás, sin importar que a veces, el que se quede sin cosas para llevarse sea él.

No importa, a nadie importa quien eres, solo a ti y a mí, y tu bien lo sabes, o lo sabrás cuando lo leas, escribo esto solo para ti, ni de cara al público, ni para hacer llorar a nadie, simplemente, quería decírtelo a ti.

Hace ya un tiempo que te conocí, no diré hace mucho, porque para mí, todos los días son cortos o demasiado largos sin tu presencia, tampoco diré, que fue una suerte, o cosa del destino, simplemente ocurrió, te encontré, y desde entonces eres mi amigo.

A veces, me cuesta entender que pasa por tu mente, porque tienes esa necesidad imperiosa de apartarme de tu lado, de no dejarme estar en tu vida, cuando yo anhelo que cada segundo estés en la mía.

A veces, al acostarme, me da la sensación de que estuve todo el día recorriendo a tu lado kilómetros y kilómetros de felicidad, que de repente, me sueltas la mano y prefieres navegar un rumbo, solo para ti, un rumbo que a veces me cuesta seguirte.

A veces, al levantarme y mirar el techo de mi alcoba, deseo que veas el mundo bajo mis ojos, porque, peor o mejor, me encantaría que te vieras del modo que yo y otros te vemos, y eso, a veces me cuesta, porque quieres cerrar los ojos una y otra vez a la realidad.

A veces, no entiendo ni quien, ni cuando, ni cual fue el instante en que decidiste que no tenías porque vivir, y si hacer vivir a los demás, me cuesta entenderlo e incluso a veces, me cabreo conmigo misma por no hacerte capaz de entender, que tienes tanto derecho a vivir, a disfrutar a sentir como el resto de la población, que la vida se termina cuando decimos adiós, pero no cuando cerramos los ojos.

A veces, tengo la sensación de nadar contigo a contracorriente, y que tu eres el flotador que siempre eres capaz de guardar y hacerme salvar la distancia que nos llevara a la orilla, y otras veces, me parece que serás el que ponga peso en mis pies para que me hunda, y si, suena duro, pero ese peso se llama despedida.

A veces, me haces soñar con que todo es posible, que un mundo maravilloso encontraré al alcance de la mano, y al rato, veo que tu no crees en ese mundo y me siento triste, muy triste, porque no puedo volar sino es contigo.

No se lo que los demás entienden por amistad, incluso pienso a veces, que tu y yo entendemos las cosas de distinto modo, pero... a veces, ni yo misma entiendo, como puede existir tanta felicidad, solo por que otra sonría al mundo del mismo modo que lo hago yo.

Y el que quiera entender, que lo haga, y el que no, que hable y diga, pero eres mi amigo, y me tendrás a tu lado.

Solo me gustaría que comprendieras, que la vida a veces nos pone algunos obstáculos, y que un día caeré yo, y al otro lo harás tu, pero que si tu me diste la mano para que levantara, no pongas obstáculos para que yo te la de y haga lo mismo por ti. Si un día, me curaste las heridas, no intentes que yo deje que las tuyas sangren.

Comprende, entiende, que mi modo de ver la amistad es este, somos uno, y juntos, saldremos adelante.