Feliz cumpleaños Miriam

Hoy, nos saltamos la sección, viajamos a... Para celebrar el cumple de alguien muy especial, Miriam, la princesita de Javi.

La princesa Miriam

Hace ya cinco años, dentro de la tripita de una mamá, creció una niña, la niña más bonita del mundo.

Esta niña tenía algo especial, sus ojos de color oscuro, su pelo de color oscuro, su piel tostada… Era una niña preciosa, un bebe al que sus padres adoraban.

Y ese bebe fue creciendo, aprendió a andar, a leer, a escribir, a sumar… Y poco a poco, se hizo mayor.

Cumplió años cada 19 de Mayo, y hoy, es 19 de Mayo, así que, a la preciosa niña, la tocaba cumplir cinco años.

 Esa preciosa bebe, se había convertido en una niña muy especial, se llamaba Miriam, y la gustaba mucho jugar con las muñecas, las barriguitas, las barbies, la gustaban todos los juguetes, pero lo que más la gustaba, era disfrazarse de princesas.

Y tenía todos los disfraces, pero le faltaba uno, el de Rapunzel.

Esa noche, Miriam se fue a dormir a la cama, estaba muy cansada, había estado jugando, había soplado una tarta grandísima con una vela con el número 5, y lo más importante, había estado con su papá, y estaba muy feliz.

Así que, por la noche, después de que su papá la contara un cuento, Miriam se fue a dormir.

Pero de repente, alguien llamó a su ventana:

-     Toc, toc, toc.

Miriam, sin saber que sonaba, se quedo en la cama, mirando para todas partes, no estaba muy segura de si estaba soñando, o es que alguien la llamaba.

-     Toc, toc, toc- volvieron a tocar a la ventana.

Miriam, se levantó, y fue hasta la ventana, su papá siempre la había dicho que los niños no pueden asomarse por la ventana solos, pero es que no la hizo falta, porque de repente, dentro de la habitación, apareció una luz muy, muy fuerte.

Y con la luz, apareció una mano y una varita mágica, y poco a poco, fue apareciendo también, un hada, el hada madrina, el hada de los cuentos, el hada de la cenicienta.

El hada, miró a Miriam y la dijo:

-     ¿Me he equivocado de casa?

-     No lo se- le dijo la niña- a lo mejor.

-     Venía a traer un encargo, un pajarito me dijo, que había una niña viviendo en Santa Cruz de Tenerife que tiene todos los disfraces de las princesas, menos uno, el disfraz de Rapunzel.

-     Entonces soy yo- Dijo Miriam- Yo tengo todos los disfraces, menos el de la princesa Rapunzel.

-     Pero a lo mejor- dijo el hada madrina- prefieres que te convierta a ti en princesa.

-     Pero, yo no tengo el pelo rubio como la cenicienta- dijo Miriam.

-     No importa, Jazmín era morena- la dijo el hada.

-     Y tampoco tengo el pelo tan largo como Rapunzel- dijo la niña.

-     No importa, Blancanieves, tenía el pelo corto- la dijo el hada.

-     Y no tengo un vestido tan bonito como el de la bella durmiente- dijo Miriam.

-     No importa- le dijo el hada- Si te convierto en princesa, vas a tener todo eso.

-     ¿De verdad?- Pregunto Miriam.

-     Si- le dijo el hada- cierra los ojos, y piensa que es lo más bonito que tiene una princesa.

-     No lo se- le dijo Miriam después de pensar un buen rato- ¿Su pelo? ¿Su palacio? ¿Sus castillos?

-     No, nada de eso- le dijo el hada madrina- la respuesta, ¿Sabes quién la tiene?

-     No- le dijo Miriam- nunca pensé en que las princesas tuvieran solo una cosa bonita.

-     No, no es eso- le dijo el hada- las princesas tienen muchas cosas bonitas, pero todas, vienen de un solo sitio.

-     ¿Cómo una piedra mágica?- Le preguntó Miriam al hada madrina.

-     Algo así-la contestó el hada- Pero esa piedra mágica, no esta colgada en un collar, ni tampoco puesta en un anillo.

-     Entonces, ¿Dónde esta?- le preguntó Miriam.

-     Ve, y pregunta a tu papá- la dijo el hada madrina.

-     ¿Mi papá?- Pregunto Miriam- mi papá no es mágico, él no tiene super poderes, ni una varita mágica, ni un gorro como el de los magos.

-     No- le dijo el hada- Tu papá tiene algo que lo hace aun más mágico.

-     ¿Y qué es?- Preguntó Miriam.

-     Pregúntale, porque estoy segura- le dijo el hada- que ahora mismo esta muy cerquita de ti.

Miriam, miró hacia la puerta de su habitación, su papá la observaba, y cuando Miriam iba a presentarle a su nueva amiga el hada madrina, se había ido.

-     ¿Qué haces despierta aun?- Preguntó Javi a su hija.

-     Me preguntaba, ¿Por qué las princesas son especiales?

-     No todas las princesas- la dijo Javi- solo hay una muy especial.

-     ¿Y quién es?- Pregunto Miriam.

-     Tú- contestó Javi.

-     ¿Yo soy muy especial?- Volvió a preguntar la pequeña muy nerviosa, a lo mejor ella tenía la piedra mágica y no lo sabía.

-     La más especial de todas- la dijo su papá- ¿Sabes por qué?

-     No- contestó Miriam mirándose los bolsillos por si acaso ella tenía la piedra escondida.

-     Eres la más especial de todas, porque cada mañana, en cuanto abres los ojos, el sol de Madrid se pone en el cielo, y haces que todo lo que por la noche era de color negro, vuelva a tener colores.

-     ¿Yo hago esas cosas?- Preguntó Miriam sorprendida.

-     Y haces más- dijo su papá- también, cuando sonríes, haces que mi corazón se ponga muy, muy contento, porque tu sonrisa en la piedra más mágica que existe.

-     ¿De verdad?- Preguntó Miriam ahora muy sorprendida.

-     Si- la dijo su papá- y ahora duerme.

Miriam hizo caso a su papá, y se acostó en la cama, pero cuando Javi cerró la puerta, el hada volvió a aparecer y la dijo:

-     Miriam, tengo que marcharme, pero nunca olvides, que para ser una princesa, no se necesitan vestidos bonitos, ni tener el pelo largo, se necesita, ser feliz, y hacer felices a los demás. Tu eres la más hermosa de las princesas, porque haces muy felices a todos los que están contigo.

Cuando el hada se fue, Miriam cerró los ojos, era una princesa, el hada mágica se lo había dicho, y también sabía el secreto para seguir siendo una princesa siempre… La piedra mágica de las princesas, es su sonrisa, jamás deben perderla, ni olvidarse de como sonreír, porque si no, dejarán de ser princesas.

Y colorín, colorado, el cuento de la princesa Miriam, se ha acabado.